La inversión socialmente responsable surge como una alternativa financiera que conjuga desempeño económico con impacto positivo. Frente a los modelos tradicionales, la ISR incorpora criterios ambientales, sociales y de buen gobierno en la toma de decisiones. Así, no solo se busca maximizar retornos a largo plazo, sino también contribuir al bienestar del planeta y las comunidades.

En España y a nivel global, este enfoque ha demostrado su solidez: los datos indican que la sostenibilidad y la rentabilidad pueden coexistir, redefiniendo el rol del inversor.

Panorama actual de la ISR en España

A finales de 2024, el patrimonio bajo criterios ASG en España alcanzó 238.244 millones de euros, lo que supone el 43% del total gestionado. Este crecimiento refleja la confianza de los inversores en proyectos que promueven el desarrollo sostenible.

Por su parte, a septiembre de 2025 el volumen de fondos registrados como artículo 8 y 9 del SFDR rozaba los 170.000 millones de euros, consolidando a la ISR como una fuerza dominante en la industria financiera local.

• Inversiones ASG: 92%
• Inversiones generadoras de impacto: 6%
• Inversiones alineadas con el impacto: 1%
• Inversiones ASG avanzadas: 1%

Este desglose muestra el predominio claro de la integración ASG, con un creciente interés por estrategias de impacto directo.

Rendimiento y estadísticas históricas

En 2025 las carteras ISR presentan rentabilidades positivas, aunque ligeramente inferiores a las convencionales. En el primer semestre, el rendimiento promedio de los fondos indexados ISR fue del 0,8%, frente al 2,9% de las carteras estándar.

La TAE media histórica de las carteras ISR se sitúa en 4,4%, comparado con el 4,9% de las tradicionales. Sin embargo, datos específicos revisten un panorama más alentador.

Estos resultados muestran una rentabilidad acumulada histórica del 46,6%, casi el doble del promedio ponderado reportado por Inverco.

Además, la ISR ha superado consistentemente sus índices de referencia tanto en escenarios de riesgo bajo como alto, evidenciando un desempeño robusto.

Beneficios y desafíos de la inversión sostenible

La adopción de criterios ASG conlleva múltiples ventajas financieras y no financieras:

• Mejor acceso a condiciones de financiación favorables
• Reducción de riesgos reputacionales y operativos
• Mayor resiliencia ante regulaciones ambientales
• Fomento de innovación y eficiencia energética

No obstante, persisten barreras, especialmente para pymes, donde más del 80% identifica costes y tamaño como obstáculos para integrar plenamente criterios ASG.

Investigación académica y confianza del mercado

Estudios de la Universidad de Nueva York revelan que el 58% de las investigaciones corporativas encuentra una correlación positiva entre desempeño ESG y financiero. Solo un 8% reporta efectos negativos.

Según Bloomberg Intelligence, cerca del 85% de los profesionales financieros prevé un aumento en los activos ligados a criterios ESG durante los próximos dos años, reflejando un optimismo sostenido en las finanzas verdes.

Perspectivas futuras y recomendaciones prácticas

De cara al medio y largo plazo, la tendencia hacia la sostenibilidad financiera continuará su expansión. Para los inversores interesados en sumarse a esta ola, se sugieren pasos concretos:

• Evaluar la composición ASG de los fondos antes de invertir
• Revisar el historial de engagement y votación de las gestoras
• Analizar la alineación del fondo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
• Seguir indicadores de transición climática y biodiversidad

Adicionalmente, es útil mantener un seguimiento periódico de la evolución de métricas clave, como la TAE histórica, la cobertura geográfica de las inversiones y el impacto social generado.

Conclusión: rentabilidad con propósito

La inversión sostenible demuestra que es posible lograr retornos atractivos a largo plazo sin sacrificar valores éticos ni ambientales. Los datos contrastados en España y a nivel global evidencian que las carteras ISR superan sus referencias y ofrecen resiliencia en distintos ciclos de mercado.

Incorporar criterios ASG no es solo una decisión responsable, sino una estrategia que potencia la solidez financiera. Al adoptar este enfoque, los inversores contribuyen a un futuro más justo y próspero, donde el crecimiento económico vaya de la mano de la protección del planeta y el bienestar social.